Eurocopa: España-Inglaterra

¡Que viva España!

España derrotó a Inglaterra en la final de la Eurocopa con goles de Nico Williams y Oyarzabal

La selección de Luis de la Fuente fue mejor que el combinado inglés, que sólo se mantuvo vivo en la final gracias a la actuación del meta Pickford

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España ganó (y muy merecidamente) su cuarta Eurocopa tras derrotar a Inglaterra en la final. Fue una victoria emocionante, sufrida y trabajada. La selección de Luis de la Fuente demostró que ésta sí es la Armada Invencible y por momentos pasó por encima del combinado de Southgate. Sólo nuestra falta de puntería y la actuación del meta Pickford permitió a los ingleses llegar con vida al final. Nico Williams adelantó a España, pero Palmer igualó el partido. El gol postrero de Oyarzabal en el 86 daba el triunfo y la Eurocopa a la selección española.

Nadie daba un duro por esta selección. O casi nadie. Yo desde luego no. Si hace un mes nos dicen que España iba a llegar a la final de la Eurocopa, habríamos pedido una camisa de fuerza para el osado. Y alguno lo veía, empezando por el seleccionador. Luis de la Fuente, católico practicante y creyente. Creyente en un grupo sin estrellas ni estrellitas. Sin cromos de portada. Sin jugadores mediáticos. Con algunos cerca de los cuarenta y otros menores de edad. Con un portero irregular y un delantero ciclotímico. Con un central que venía de Arabia y otro que sale a agarrón por partido. 

Pues miren, la España del segundo escalón se saltó todos los peldaños impulsada por un fútbol poliédrico, versátil, moderno y atrevido. Un fútbol de los que enganchan. Un fútbol multicolor, interracial y transversal. Un fútbol que une a generaciones en la unanimidad y que entronca con los principios mismos de este juego: defender con orden y compromiso, atacar con velocidad e imaginación. Parece fácil pero es difícil de cojones, si me permiten el taco.

Luis de la Fuente es como Feijóo: un tipo fiable y previsible. Todo el mundo adivinaba que once iba alinear en la final de la Eurocopa y sólo los que les gusta hacerse trampas al solitario fallaron. El regreso de Carvajal y Le Normand al equipo estaba cantado, igual que la presencia de los otros nueve que vienen jugando desde que Kroos lesionó a Pedri el día de Alemania. A ver, reciten conmigo: Unai Simón; Carvajal, Le Normand, Laporte, Cucurella; Rodri, Fabián; Lamine Yamal, Dani Olmo, Nico Williams; y Morata. Los nuestros.

Enfrente una Inglaterra con más nombres que fútbol. Una selección, sí; un equipo, no. Al menos hasta esta final a la que habían accedido los del cuestionado Southgate por la parte amable del cuadro. Con nombres de los que asustan (Foden, Bellingham, Saka, Harry Kane…), pero sin jugar a nada. Aunque, qué quieren que les diga, en una final no se puede fiar uno de nadie y menos de un puñado de guiris, con cariño lo escribo.

Sonaron los himnos en el Olímpico de Berlín y las caras de los nuestros destilaban ilusión, concentración y confianza. Eran las nueve. Las nueve en todos los relojes cuando echó a rodar la pelota y con ella nuestros sueños de traernos para España la cuarta Eurocopa. Salió Inglaterra con un planteamiento ochentero de marcas individuales: Foden sobre Rodri, Stones sobre Morata, Shaw sobre Lamine y Walker sobre Nico Williams. Bailaban pegados, igual que Begoña Gómez y Pedro Sánchez.

Manda España, autobús Inglaterra

España se adueñó de la pelota y retrocedió Inglaterra. La final se jugaba la mitad de campo defendida por los británicos, que pusieron su clásico autobús de dos pisos. Parecía el España-Georgia. Los nuestros movían la pelota con paciencia en busca de resquicios en el muro inglés. Monopolio absoluto de la pelota de la selección de Luis de la Fuente. Los británicos ni querían el balón ni tampoco los nuestros se lo prestaban siquiera un instante.

Sobrevivió Inglaterra a los primeros diez minutos de dominio español. La selección dominaba pero sin desordenarse. Una buena diagonal de Nico Williams en el minuto 11 dejó medio reventado a Walker y sólo el oficio de Stones, que le flotó en el área, evitó males mayores. Fue el segundo córner para España que terminó con una suerte de chilena de Le Normand que se marchó desviada.

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Le Normand remata de chilena en la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra.

Sin noticias de ninguno de los delanteros ingleses en el primer cuarto de hora, hubo que esperar justo al 15 para que una subida de Walker por la derecha, que pilló dormido a Nico Williams, provocara el primer córner para ellos. Lo sacaron horrorosamente. Así todos. La jugada animó a Inglaterra, que se dejó ver en un par de acciones de Saka por el costado diestro.

Fue un espejismo y pronto volvió el monólogo de España. Echábamos en falta a un Lamine Yamal muy bien sujetado por Shaw y algo emboscado entre ingleses. No era fácil abrirse paso entre la jungla de piernas que había dispuesto Southgate para proteger el área de Pickford. Tampoco encontrábamos a Dani Olmo, incómodo y rodeado.

Posesión sin ocasiones

En el 25 Harry Kane metió una cornada al tobillo a Fabián y se llevó una amarilla por la que debió hasta dar las gracias al colegiado Letexier. Nuestra posesión superaba el 70% pero era un punto estéril. Inglaterra se sentía cómoda sin el balón, bien replegadita para no tener que correr demasiado. A le media hora Dani Olmo también vio amarilla por un choque con Declan Rice al que dejó marcados los tacos en la cadera.

En el 33 Declan Rice agarró a Laporte dentro del área pero el colegiado y el VAR se abstuvieron. Para mí era un penalti como las orejas del rey Carlos I. Pero no me hagan mucho caso. Seguían pasando los minutos y España seguía asomada al área de Inglaterra pero sin llegar a generar verdadero peligro. Nos sobraba insistencia pero nos faltaba precisión.

En los minutos finales de la primera mitad se impuso el correcalles. Ambas selecciones perdían la pelota y contragolpeaban. Demasiado imprecisas. Ya en el 46 una falta lateral de Inglaterra la remató en el segundo palo Foden y la atrapó bien situado Unai Simón, que desprecintaba los guantes en la final.

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Dani Olmo y Lamine Yamal protestan en el España-Inglaterra. (EFE)

Pero la peor noticia nos llegó al filo del descanso. En una acción para tapar un disparo de Kane, chocaron Rodri y Laporte. Ambos quedaron doloridos, pero el mediocentro del City se marchó camino del vestuario echándose las manos a la cara. La cosa pintaba mal. Muy mal. En el vestuario se confirmaron los temores de los nuestros y Rodri tuvo que quedarse en la caseta. Entró en su lugar Zubimendi.

Nico de mi vida

Y de la mala noticia a la mejor posible. En el primer minuto del segundo tiempo España encarriló la final. Carvajal tocó con el exterior, como si fuera Modric, dibujando un pase venenoso hacia Lamine Yamal, que dividió por el medio y asistió al otro costado a su hermano Nico Williams, que no se lo pensó. Atacó el área de Pickford, remató de primeras y su tiro cruzado se coló junto al poste izquierdo del meta inglés. Un golazo que podía valer una Eurocopa.

Y habría sido demoledor si dos minutos después Dani Olmo hubiera aprovechado la asistencia de Nico. La pegó mordida y su disparo, que habría sido el 2-0, se marchó desviado por suerte para Inglaterra. Lástima. Eso sí, el vendaval español en la salida del intermedio dejó muy tocados a los ingleses, que se veían obligados a remontar igual que en octavos, cuartos y semifinales.

Stones vio amarilla en el 52 por un agarrón sobre Zubimendi cuando el mediocentro realista se marchaba sólo por el centro. Morata se ofuscaba en marcar su gol pero seguía negado. España hacía méritos para lograr el segundo ante una Inglaterra sonada. En el 55 la tuvo Nico Williams con un disparo raso y venenoso que rozó el palo derecho de Pickford. Se volvía a salvar Inglaterra.

Southgate sacó del campo a Harry Kane en el 60 para meter a Watkins, cambio poco comprensible con Inglaterra por detrás en el marcador. Ellos nos apretaron en cuanto Bellingham y Foden se pusieron a jugar. España pedía a gritos un centrocampista más y un delantero menos. Oyarzabal por Dani Olmo o Morata. Elijan. Eligió Luis de la Fuente en el 66 y el sustituido fue el capitán de España.

Luis de la Fuente mueve ficha

Justo antes Pickford evitó el gol de Lamine Yamal. Asistió Dani Olmo y el extremo Barcelona disparó abajo para que se estirara el meta inglés como si tuviera los brazos de chicle. Entró después en Inglaterra Palmer por Mainoo. Más madera para Southgate casi ya a la desesperada. Y eso que todavía quedaban por delante 20 minutos de final.

A España todavía le quedaba cerrar la final. Pero nos faltaba puntería allá donde se ganan los partidos, en el área. Y fue entonces, en el 72, cuando se cumplió la ley del fútbol: el que perdona, lo paga. Nos pilló Inglaterra descolocados en una contra tras una pérdida de Fabián y la pelota cayó en los pies de Palmer, asistido por Bellingham. El del Chelsea se sacó un disparo cruzado ante el que reaccionó tarde Unai Simón. Pues nada, 1-1 y a volver a empezar.

España acusó el gol e Inglaterra se vino (un poco) arriba. Bellingham sacó oxígeno de contrabando y se echó a su selección a la espalda. Arrimó el hombro dañado y se puso de mediocentro para mover la pesada maquinaria británica. La Roja intentó reconstruirse con la pelota pero los ingleses volvían a replegarse.

En el 80 De la Fuente puso a calentar a Nacho. Un minuto después Lamine Yamal tiró al muñeco para que la sacara Pickford, que estaba on fire. Fue más fallo del extremo del Barça que acierto del meta inglés. Justo entonces el capitán del Real Madrid suplió al tocado Le Normand. Apretaba España para levantar la Eurocopa antes de una prórroga que parecía inevitable.

Sólo parecía. Porque España obtuvo en el 86 el premio a su insistencia. Fue una jugada vertical que cocinaron entre Dani Olmo, Oyarzabal y Cucurella. El lateral del Chelsea la puso al área y por allí apareció el propio Oyarzabal para meter la punterita y ajusticiar al omnipresente Pickford. Fue el delirio. Todo el banquillo saltó al campo a celebrarlo. Era un gol que olía a título, aunque aún nos quedaba por sufrir un ratito.

Eran dos minutos más los cuatro de alargue. Entró Merino por Lamine Yamal. Y había que sufrir, se lo dije. Unai Simón primero y Dani Olmo después salvaron sendos remates de Inglaterra que bien podían haber valido un inmerecido empate. Fue la última vez que tuvimos que achicar agua. Lo demás fue el pitido final y de ahí a la gloria. España conquistó la Eurocopa con todo el mérito del mundo. Jugamos más y mejor que nadie y todo el honor para esta selección y para su entrenador, don Luis de la Fuente.

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